DOMINGO III: Ser fieles en lo poco para serlo en lo
mucho
(Mt 4,19): “Les dijo: ‘Venid y seguidme y os haré
pescadores de hombres’. Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron”.
El relato de la vocación
de los primeros apóstoles nos invita a meditar sobre nuestra propia vocación,
sobre la forma concreta en que debemos seguir al Señor. Unos están o estarán
llamados al matrimonio. Otros a la consagración religiosa. Otros al sacerdocio.
Todos a ser discípulos de Cristo y a intentar ser santos. Sin embargo, el
planteamiento vocacional resulta inútil –incluso cuando teóricamente se
produce- si no se está preparado para asumir las consecuencias que de ese planteamiento
se deriven. De poco sirve preguntarle al Señor, como hizo San Francisco: “¿Qué
quieres que haga?, si luego no se está en condiciones de llevar a la práctica
lo que el Señor te pide. De hecho, con frecuencia, para no sentirse agobiado
por lo que el Señor solicita de uno mismo, se termina por auto-convencerse de
que eso no lo está pidiendo el Señor.
Ser fieles en lo poco es
prepararse, entrenarse, para escuchar la voz de Dios, pida éste lo que pida. Y
no sólo hay que verlo en el campo vocacional. También es importante en otros
ámbitos; por ejemplo, en lo concerniente al dolor, a la enfermedad, al
sufrimiento. Con frecuencia tus problemas te parecen gigantescos, hasta que
surgen problemas mayores que los relativizan. Si no has aprendido a soportar pequeñas
pruebas, sucumbirás ante las grandes.
Propósito: Entrenarse
ante las dificultades, pensando que no son nada comparadas con otras.
Preguntarle al Señor qué quiere que hagamos y hacer lo que Él nos pida.
1 comentario:
Yo tengo un grupo y ahí nos actualizamos algunas de todas estas cosas. Tuve que aprender a bajar whatsapp porque nos mandamos mensajes por ahí. Mis hijos me enseñaron a usar estas nuevas tecnologías. Pero muy útil.
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