viernes, 12 de febrero de 2010

MISION CONTINENTAL EN CARACAS


Venezuela: Caracas inicia la Misión Continental Evangelizadora

El cardenal Urosa relizó el envío de centenares de misioneros
CARACAS, martes, 9 febrero 2010 (ZENIT.org).- El cardenal arzobispo de Caracas Jorge Urosa Savino envió a centenares de misioneros a “remar mar adentro” por los diferentes barrios y urbanizaciones de Caracas, Venezuela, para buscar a aquellos que todavía no conocen a Jesucristo y su mensaje de salvación.
“Ustedes desde la Misión Continental Evangelizadora no actuarán en nombre propio sino en nombre de la Iglesia que los envía; tienen por lo tanto una misión muy importante que cumplir: ser mensajeros, propagadores del mensaje de Jesús. Cuando enseñen la Palabra de Dios a los demás no se olviden dóciles al espíritu, escucharla Ustedes, en primer lugar, y madurarla en su corazón. Que su vida sea siempre testimonio de Jesús dentro de nuestra comunidad cristiana”. De esta manera el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino procedió al lanzamiento de la tercera etapa de la Misión Continental Evangelizadora en Caracas, informa “El Guardián Católico”.
Durante la celebración eucarística de envío misionero, el cardenal Urosa estuvo acompañado del nuncio apostólico en Venezuela Pietro Parolin, y los obispos auxiliares de Caracas, además de los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas comprometidas, así como de organizaciones católicas de esta capital.
Esta etapa operativa consistente en el envío de centenares de católicos, el cardenal Urosa realizó dos preguntas que, mano derecha alzada, los asistentes respondieron, asumiendo el compromiso misionero.
“¿Aceptan ustedes la misión de ser testigos del Evangelio, siendo Jesucristo su vestimenta y coraza en su tarea evangelizadora?.. ¿Están ustedes dispuestos a difundir responsablemente con tal de llevar la Palabra de Dios a sus hermanos en nombre de Jesucristo y su Iglesia?
Dos atronadoras afirmaciones llenaron el recinto, mientras el cardenal Urosa concluía el acto de envío con la siguiente recomendación: “Reciban entonces la Luz de Cristo. Esta es la condición: ser testigos de la Luz de Jesús y manténganse siempre unidos en el Amor del Señor”.
Desde temprano las inmediaciones de la iglesia de la Chiquinquirá, recibieron a los misioneros procedentes de las distintas parroquias y arciprestazgos de Caracas. Cada agrupación estaba acompañada por su párroco como un símbolo de fidelidad al pastor de la localidad, portando alusivas pancartas de su iglesia de origen.
El cardenal Urosa en su homilía recordó las tareas que se ha impuesto la Misión Continental Evangelizadora en su versión aplicada a la capital de Venezuela. “Llevar el fermento del Reino de Dios a nuestra ciudad y a nuestras comunidades cristianas” así como “alcanzar con la ayuda de Dios, nuestro Señor, en primer lugar, una gran renovación de la vida de fe de los fieles católicos concretada en una mayor participación en la vida de la Iglesia y de los Sacramentos”.
Agregó que la Iglesia de Caracas también anhela fortalecer las “parroquias con una mejor catequesis para niños, jóvenes y adultos”.
El purpurado señaló que dentro de los planes de trabajo evangelizador se contempla dar aliento a los movimientos eclesiales y apostólicos: “Esperamos revitalizar los movimientos de apostolado, todos los movimientos eclesiales y apostólicos. Por eso le pido a los dirigentes del Consejo Nacional de Laicos, que están todos aquí en Caracas; así como al Consejo Arquidiocesano de Laicos, que pongan en práctica las acciones necesarias para revitalizar, así decía el papa Juan Pablo II cuando vino a Venezuela en 1985, revitalizar los movimientos de apostolado seglar en sus carismas respectivos”.
El ruego del cardenal Urosa se hizo extensivo a los sacerdotes de las distintas parroquias para que abran espacios, ayuden a crecer en número y acompañen a los movimientos apostólicos.

viernes, 5 de febrero de 2010

PARA SUBIR AL CIELO SE NECESITA:.............

"Léalo y Reflexione" Francisco Jiménez Fermín

UNA ESCALERA GRANDE Y OTRA CHIQUITA

Mi amigo me pregunta ¿Qué se necesita para subir al cielo? y le respondo: UNA ESCALERA GRANDE Y OTRA CHIQUITA. Una grande, que la construye cada persona en su vida, con dificultades, paciencia, amor y perseverancia, cuyos tramos son las veces que pedimos perdón a Dios, mediante la confesión sacramental establecida por Cristo, por lo malo que hemos hecho y lo bueno que hemos dejado de hacer. Y por intermedio de su Ministro se nos otorga el perdón del castigo eterno (Infierno) el cual merecemos por nuestros pecados y donde el sufrimiento, los tormentos, la tristeza y sobre todo la ausencia de Dios será por siempre. Y una chiquita que también construimos en el devenir de nuestro tiempo en la tierra, con sacrificios, dificultades, sufrimientos, ayunos, contrariedades, obras de misericordia espirituales y corporales con el prójimo y con la Iglesia, cumpliendo nuestros deberes tanto de la ley de Dios como la ley de los hombres; frecuentando los sacramentos, haciendo oración con el objetivo, si fuera necesaria para disminuir la temporalidad de la pena del pecado en el espacio del Purgatorio, asignado por Dios en nuestro juicio particular al morir cuando el alma abandona el cuerpo.

Esta pena temporal que debemos purificar por las faltas o las fallas que acompañan a la debilidad humana, a los propósitos de enmienda no cumplidos, la ausencia o el falso dolor de los pecados, el haber dejado pasar el tiempo para ponernos a derecho, el abuso de la misericordia divina, las muchas circunstancias que nos llevaron a cometer pecado grave, las imprudencias y falta de fortaleza para evitar las tentaciones de pecar Si esta pena temporal no es limada totalmente en la tierra, y morimos sin pecado mortal, nuestro lugar obligatorio en la vida eterna será formar parte de la Iglesia Purgante, sin embargo es un misterio conocer el tamaño del mismo y el tiempo de la pena saldada para subir al cielo y tener la dicha de ver cara a cara a Dios Padre en el misterio de la Santísima Trinidad.

Además, la Iglesia que es nuestra madre y maestra, que administra los depósito de la fe por los méritos de Jesucristo y de los Santos, cada cierto tiempo y con motivaciones trascendentes otorga INDULGENCIAS plenarias a sus fieles, para el perdón de la pena temporal, y las cuales deben ser disfrutadas con devoción por el pecador. FEBRERO 7 AÑO 2010.