miércoles, 29 de enero de 2014

VAMOS A CONVERSAR

CONVERSEMOS PARA SALVARNOS
        
Amigos lectores y amigos que se enteran a través de terceros, de estas reflexiones, hoy me dispongo conversar con ustedes y créanme que esto es una necesidad espiritual que he de cumplir. Mi primera inquietud es sobre el CREDO con el cual profesamos que creemos en Dios, Todopoderoso, que  está en todo y en todos, que su amor y su misericordia son permanentes, pero también que es un Dios justo, entonces pregúntale Señor que debo hacer para ganar la vida eterna que nos promete, pide ayuda a su Espíritu para que nos mantengamos en el Camino recto y el lugar adecuado. Creer en la vida eterna, la vida del más allá, ha de ser una actitud sincera y constante mientras estemos vivos. La Vida del más allá, es la vida del alma una vez que   ocurra la muerte, estamos comprometidos con Dios y con nosotros mismos para alcanzarla; es la vida del cielo, la vida frente a Dios a sus Santos y sus Ángeles en lo que se conoce como el Paraíso, describir tanta belleza, tanto bienestar, tanta pureza no es fácil, pero esto y mucho mas es una promesa de Cristo el Hijo de Dios vivo.

En el grupo donde conversamos siempre hay dudas, y estas tienen que desaparecer de nuestras mentes, no hay persona alguna que no haya dicho Dios mío ayúdame, Dios mío sálvame, y les pregunto ¿Ayúdame y sálvame de que? Por supuesto que del mal, del maligno cuya disposición permanente es que el alma vaya al fuego eterno, inextinguible del infierno, como lo atestigua en muchos pasajes las Sagradas Escrituras. Y en ese grupo a pesar de las dudas, muchos son hipócritas con dobles caras, pues son muchos de ellos que van a los rezos de los muertos, a los rosarios que se le dedica a las almas para obtener la purificación de sus faltas, que siempre son necesarias mientras se purgue la pena temporal, pero que de nada sirven para las almas que tiene el castigo eterno que se ganaron en la vida. Y más aún mis queridos hermanos que me leen, cuando asisten a las Misas o cultos de los difuntos, y se dan efusivamente abrazos de paz y de dolor, implorando al Dios Todopoderoso, a María Santísima, a los santos y ángeles intercesión para la salvación del alma del ser querido que ha muerto, y que está en la antesala de la puerta del cielo por la misericordia divina. Entones amigo mío, aprovecha en este tiempo de adviento cuando tu Iglesia te invita a preparar tu espíritu, para recibir al niño-Dios, para hacer un discernimiento para siempre. Si yo he pedido ayuda, si creo en Dios, en la vida del más allá, debo procurar en esta vida hacer el mejor y mayor negocio de nuestro peregrinar en la tierra SALVAR TU PROPIA ALMA.                                                                  Dic 2013  

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