sábado, 10 de agosto de 2013

NO TEMAS MI PEQUEÑO REBAÑO



“Palabra de Vida”                                  Franciscanos de María
                  
                   DOMINGO XIX: No temas

(Lc 12,38): “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino.”  
Poca gente hay que no tenga miedo. Quizá sólo los santos. Los que lo están pasando mal temen que esa situación no se acabe nunca. Los que disfrutan, son conscientes de que su dicha es frágil y en cualquier momento puede ocurrirles una desgracia. Además, hay otro temor que a veces nos asalta, el de que nuestra Iglesia se vea derrotada por las fuerzas del mal. Por eso, es muy útil recordar las palabras de Cristo en el Evangelio de este domingo: “No temas, pequeño rebaño”. No debemos temer ni ante el presente ni ante el futuro. Si Dios está con nosotros y nosotros con Él, aunque tiemblen el cielo y la tierra, estaremos protegidos. Incluso cuando no entendamos bien lo que está pasando.
Sin embargo, la confianza que el Señor nos invita a tener tiene que estar basada en la prudencia. Dios es nuestro protector y él es el Señor de la historia, pero eso no significa que nosotros podamos ir por el mundo de forma despreocupada, cometiendo graves errores, como si hiciéramos lo que hiciéramos todo fuera a salir bien debido a que tenemos un Padre que endereza lo que nosotros torcemos. Si bien Dios es Todopoderoso y actúa en la historia, también nosotros debemos ser responsables de nuestras actuaciones. Para no temer, además de confiar en Dios, debemos evitar aquellas cosas que, de producirse, nos llenarían de miedo. Esa es la prudencia cristiana. No se trata de no hacer nada, sino de medir bien nuestras fuerzas y, sobre todo, de no hacer el mal, para que éste no nos pase luego las facturas que hemos dejado impagadas. Y, si el mal se ha hecho, lo primero para recuperar la esperanza es el arrepentimiento, seguido de la confesión, y lo segundo poner los medios para que no se vuelva a producir. Sólo si salimos del pecado y vivimos en el amor, estaremos en paz y sin miedo.
Propósito: Confiar en Dios en medio de las tribulaciones y poner los medios para que los problemas no se produzcan o se resuelvan, siempre dentro de la legalidad.         


Pedid y se os dará



“Palabra de Vida”                                  Franciscanos de María
                  
        
DOMINGO XVII:  Pedid y se os dará
(Lc 11, 0-13): “Así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?"  
La “palabra de vida” de esta semana nos invita a ser humildes ante el Señor y a acudir a Él mostrándole nuestras necesidades. Cristo nos anima a pedir y nos recuerda que Dios es amor y que está siempre con los oídos abiertos para escuchar nuestras súplicas.
  Sin embargo, hay algunos “peros”. El primero está en la propia esencia de la petición. Pedir significa rogar, no exigir. Y nosotros no sabemos, por lo general, pedir. El que pide no se enfada si no se le concede lo pedido, pues sabe que está suplicando algo a lo que no tiene derecho. Los favores se solicitan, no se reclaman. En cambio, nosotros, aunque parezca que pedimos, en realidad lo que hacemos es exigir, como demuestra nuestro comportamiento cuando no nos dan lo que hemos pedido: enfados, alejamiento de Dios, incluso chantajes y pérdida de la fe. ¿No será que Dios no te lo concedió porque pedías mal, porque, quizá sin darte tú cuenta, más que pedir exigías?.
El segundo inconveniente está en que sólo pedimos cosas materiales. ¿Cómo debe sentirse Dios ante este comportamiento nuestro?. ¿No estaría mucho más dispuesto a ayudarnos si viera que lo que nos preocupa por encima de todo es la santidad? ¿Y si probáramos a pedirle con la misma insistencia tanto el amor a Él y al prójimo como el resto de favores que suplicamos para nosotros o para los nuestros?.
Por último, el que el Señor nos anime a pedir no significa que sólo debamos pedir. Sin agradecimiento, la petición se vuelve egoísmo y cansa a aquel al que se le está pidiendo ayuda.
 PROPÓSITO: Pedir con humildad, diciéndole a Dios que si no nos lo concede no pasa nada. Pedir la santidad, es decir, el estar enamorado de Dios. Agradecer por todo lo que tenemos y ofrecernos.            

SOLO VALE EL AMOR



“Palabra de Vida”                                  Franciscanos de María
                  
        
DOMINGO XV:  Solo vale el amor.

 (Lc 10, 29-37)“¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?. El letrado contestó: El que practicó la misericordia con él. Le dijo Jesús: Anda, haz tú lo mismo.”  
            La parábola del buen samaritano nos pone ante los ojos un ejemplo clásico de lo que Jesús considera un buen modelo de comportamiento. Esa parábola tenía, además, una segunda lectura, pues el protagonista era “samaritano”, un hombre perteneciente a una raza despreciada por los que se consideraban el “pueblo elegido”. La lección es sencilla: se es “pueblo elegido” sólo si se ama. El amor no puede ser sustituido ni siquiera por la oración y los sacramentos, cuando lo que Dios pide en un momento concreto es que se ayude al prójimo. Rezar, comulgar o confesarse son una manifestación de ese amor, pero no pueden considerarse como las únicas expresiones del amor, sobre todo a costa de olvidar las que hacen referencia a las necesidades del prójimo.
          Pero hay otra enseñanza más en la parábola, y va dirigida a aquellos que analizan su conciencia desde la perspectiva de no cometer pecados, de no hacer el mal. Suelen olvidar que hay un pecado muy sutil pero muy frecuente: el de omisión. Ni el sacerdote ni el fariseo le habían hecho nada malo a aquel hombre apaleado. Sin embargo, el Señor no los puso como modelo de comportamiento para sus discípulos. El que puede hacer el bien y no lo hace, comete un pecado, tanto mayor cuanta más grande es la necesidad de ayuda que tiene el prójimo. Cristo no nos pide que resolvamos los problemas del mundo, pero sí que pongamos nuestro grano de arena, incluso con esfuerzo, para que esos problemas sean resueltos. Amar, no hay que olvidarlo, es un mandamiento, un deber para el cristiano.
PROPÓSITO: Cuando veamos a alguien que necesita ayuda socorrerle con todas nuestras fuerzas, sin agobiarnos, pero siendo conscientes de que Cristo está en el prójimo necesitado y nos espera.



Como Corderos en medio de lobos



“Palabra de Vida”                                  Franciscanos de María
                  
        
DOMINGO XIV:  Corderos en medio de lobos.

 (Lc 10,3-4): “Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.”  
          Ser corderos en medio de lobos. Ese es uno de los grandes retos del cristianismo. Así lo mandó Jesús a sus discípulos y así lo practicaron ellos tras habérselo visto hacer a Él. Sin embargo, en otra ocasión, el Maestro nos invitó a ser astutos como serpientes a la par que sencillos como palomas.
          Ambas cosas se pueden compaginar mediante el amor. A veces, amar nos hará ser “corderos”, es decir, nos hará no asumir el juego sucio que otros utilizan, aunque eso nos suponga perjuicios momentáneos. Pero en otras ocasiones, el amor nos llevará a ser astutos y valientes, con el fin de defender, siempre por medios legales y pacíficos, los derechos de los pobres, de los inocentes, de la Iglesia. La astucia que debemos emplear los cristianos no está reñida con la inocencia. Nuestra inteligencia no es aliada de la maldad. Hay límites que un cristiano no debe franquear, pero hasta llegar a esos límites hay mucho campo por jugar y muchos medios legítimos que utilizar.
          Por desgracia, lo que nos sucede es que la pereza o el miedo nos atenazan y nos excusamos diciendo que los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz, como si por el hecho de no poder usar medios malos estuviéramos condenados a ser más tontos. No es verdad, es nuestra incompetencia lo que nos hace tontos y no el rechazo a los medios ilícitos. El fin, para nosotros, no justifica los medios, pero si usáramos los medios que podemos usar llegaríamos más lejos en la defensa de la justicia y la verdad. Por ejemplo, muchos católicos votan partidos que atacan a la Iglesia, consumen productos de empresas o ven cadenas de televisión hostiles a la fe. Eso no es ser malos ni buenos, es ser tontos.
POPÓSITO:   Rechazar todos los medios que vayan contra la Ley de Dios, pero utilizar los otros para ponerlos al servicio del bien y de la evangelización.        

Sal de la tierra y luz del mundo



" Léalo y Reflexione "                                            Francisco Jiménez Fermín

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO

Cristo dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿ conque se salará?  Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de una montaña. Tampoco se encienda una lámpara de aceite para cubrirla con una vasija de barro, sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille su luz delante de los hombres de modo que, al ver sus buenas obras, den gloria a su Padre que está en los cielos." (Mat 5, 13-16)
Este texto evangélico hoy en el año 2013, cuando celebramos en la Iglesia católica el Año de la Fe, nuestro Santo Padre el Papa Francisco nos dice: “No seamos cristianos insípidos”, Aceptemos el texto evangélico como una exhortación permanente de Cristo para todos los creyentes. Nosotros hoy, como los discípulos ayer, haciendo la voluntad del Padre, cumpliendo sus mandamientos, viviendo las bienaventuranzas, defendiendo la tradición de la Iglesia nos convertiremos en fermentos (sal y luz) en comunidades donde vivamos, porque la sal es la sazón en la vida, no solo en los alimentos, sino en todas las actividades pastorales, y que además preserva contra la putrefacción y corrupción.
El pueblo de Dios lo conforman quienes han nacido al mundo por el agua y el Espíritu, es decir por la fe y el bautismo; somos Iglesia y la cabeza de su cuerpo es Cristo, su identidad está en la fe con que creemos, en el amor que le profesamos y en la esperanza en sus promesas. Su Ley se resume en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, por tanto su misión es ser sal en la tierra y luz del mundo.
Que nadie piense en nuestro tiempo, que seamos salados, salameros o zarzoso, hombre despierto y festivo y prestos a cualquiera acción No es así, la sal en el evangelio ayer y hoy es dar sabor al amor, es aliñar nuestra vida con el Espíritu Santo, y con el deber de hacer el bien, no hacer mal y alejarnos del mismo. Tener sal es tener sabor de cristiano, ser distinto, ser creyente comprometido, siempre dispuesto en la vida para abrazar las virtudes morales que nos lleven a ser un buen cristiano y un buen ciudadano.
 Cristo en su vida publica evangelizadora expresó muchas veces que Él era la luz y el camino, y que para llegar al Padre Él era instrumento, invitándonos de diferentes maneras a seguirlo y a imitarlo, a ver esa luz que como el sol no se puede tapar con un dedo, ni puede perder vigencia su palabra encumbrada en su buena nueva, como la casa del pasaje bíblico que no se oculta por estar en la cima de la montaña, y nos invita que en la medida que nos hagamos partícipes de la luz de Dios, alumbraremos todos los ambientes del entorno donde actuamos, con la recomendación de que la lámpara encendida alumbre a todos los que están en casa, nos alumbre a nosotros por siempre y alumbre al hermano mediante la obras permanentes de misericordia espiritual de educar al que no sabe y corregir a quien se equivoca.
El Comportamiento del cristiano para ser sal en la vida y luz en el mundo, necesita el esfuerzo permanente de todos los días de cultivar cada vez mas nuestra fe y de producir siempre obras de misericordia, en constante contacto con Dios mediante la oración frecuente individual o comunitaria. Adelante amigo sin desfallecer siempre adelante.