“Léalo y Reflexione”
Francisco Jiménez Fermín
PREGÚNTALE A DIOS
Desde que el mundo es mundo, siempre se
ha preguntado a Dios sobre muchas cosas,
tenemos en el, pasaje evangélico de Marcos 12, 28-34, la pregunta del escriba letrado, quien
pregunta a Jesús: “Cual es el primero de todos los mandamientos.” y Jesús
respondió: “El primero, escucha Israel: El Señor nuestro Dios, es el único
Señor, amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No
hay ningún mandato mayor que estos.” Nosotros como personas sensatas,
cristianos e hijos de Dios, tenemos que hacer una reflexión profunda y completa
sobre este texto de la escritura, que no pierde vigencia en nuestros días. El letrado
interrogador de ese tiempo andaba preocupado porque los mandatos a cumplir eran
más de 600, y quería saber cuál era el primero, y la respuesta de Cristo es la
misma de ayer de hoy y de siempre, con una recomendación expresa: El primero
pueblo de Israel, y pueblos del mundo es escuchar, recibir el mandato,
meditarlo digerirlo, cumplirlo y jamás olvidarlo, y no simplemente oírlo,
porque muchas oyen pero no escuchan; tener claro que los cristianos profesamos
una religión monoteísta, y por lo tanto hay un único Dios y Señor, uno y trino,
a quien debemos amar, alabar, bendecir con todo el corazón, con el alma, la
mente y todas las fuerzas de la voluntad e inteligencia, que estamos comprometidos
a creer, a celebrar sus verdades, a vivirlas y permanecer en oración permanente
con él. Dios es primero, está por encima de todas las cosas de la vida, ejerce
sobre nosotros todos sus derechos, y nosotros tenemos deberes para con él. Ese
mismo Dios nos exige que llevemos su palabra a todo el entorno donde vivamos,
nos exige que nos formemos para una conversión santa, que participemos con su
Iglesia siempre, defendamos su doctrina y sus autoridades.. Pero además el
escriba también recibió la segunda parte del mandato magno, amar a tu prójimo
como te amas a ti mismo, por lo cual serás frecuente cumplidor de las obras de
misericordia que el mismo Cristo nos recomienda, para que como el buen
Samaritano de la Biblia veamos al marginal, al abatido, hambriento, desnudo,
golpeado como tu hermano, lo atiendas y les de protección, y tú serás
recompensado al final de los tiempos cuando se te agradecerá todo lo que
hiciste por el más pequeño de los hijos de Dios.
Satisfacción tendremos si el texto
comentado sobre el Primer Mandamiento, te llevaran a considerar los otros nueve
de tablas de la Ley de Dios, con el pensamiento del Santo San Agustin quien
dijo: Ama a Dios y haz lo que quieras, porque quien ama a Dios de la forma
expresa como lo ordena Cristo, está con Cristo y en Cristo, y no hay tentación
ni demonios que dobleguen su voluntad y lo desvíen del camino de la santidad.
Sin embargo en la vida, el hombre se pregunta y pregunta a Dios, por la males
de este mundo, las inclemencias de la naturaleza, las ruinas, las guerras, el
hambre y las desigualdades, que la mente humana no llega a comprender, y este
caso debemos confiar en la providencia, porque si Dios conoce el mal y lo
permite, el misterio de sus resultados escapa al raciocinio del hombre. Así
mismo nos preguntamos por desgracias humanas en el entorno familiar, la
enfermedad que acaba con una vida joven, el accidente donde se pierden vidas útiles,
y preguntamos porque suceden, porqué a mi, etc, y lo peor es que podemos en
nuestra desesperación llegar a cuestionar a Dios, y hacerlo culpable de los
males. Debes saber que el bien es solo de Dios y el mal de Satán, y que muchos
interrogantes que nos hagamos solo tendrán respuesta con la fe que cultivemos,
la esperanza que tengamos, y el amor a Dios con quien estamos
comprometidos.
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