“Palabra de
Vida” Franciscanos de María
(Jn 6,26-27):
"Jesús les contestó: Os lo aseguro: me buscáis no porque habéis visto
signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento
que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna."
Si la semana pasada el
Evangelio nos invitaba a plantearnos los motivos por los que nos acercábamos a
Cristo, esta nueva “palabra de vida” nos invita a seguir profundizando en la
misma dirección, añadiendo una enseñanza más, la de que no debemos seguirle por
cuestiones materiales sino que deben entrar en nuestras motivaciones también
las espirituales, la santidad. Es Jesús mismo el que muestra su decepción en
este Evangelio dominical, al ver que sólo el interés material mueve a sus
múltiples admiradores a ir tras Él. Y les pregunta. “¿por qué me buscáis?”
Esa misma pregunta nos la hace
Jesús a nosotros. Ya vimos que debíamos estar dispuestos a seguirle no sólo por
interés, sino por gratitud, por amor, para devolverle algo de lo mucho que
hemos recibido de Él. Por lo tanto, a la pregunta de Cristo deberíamos
contestar: “Señor, te buscamos porque queremos disfrutar de tu compañía, porque
queremos oír tu mensaje, porque sin ti no podemos ni queremos vivir. Te
buscamos porque te amamos. Te buscamos también porque queremos de ti el mayor
de los dones: que nos ayudes a ser santos. Te buscamos, también pero no en
primer lugar, porque necesitamos tu ayuda para resolver los problemas que nos
hacen sufrir y necesitamos tu fuerza para llevar nuestra cruz de cada día”.
Pidamos, pues, la santidad. Busquemos con tesón la santidad. Con el mismo
empeño, por lo menos, con que buscamos la salud perdida o un buen puesto de
trabajo. Además, acudamos a Él también a ofrecer, a ofrecernos, a decirle que
puede contar con nosotros.
PROPÓSITO: Cada vez que me dirija a Dios o a la Virgen pidiendo un favor, analizar si
me he dirigido antes dando gracias, ofreciéndome para ayudarles o pidiendo la
santidad.
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