“Palabra de
Vida” Franciscanos de María
(Mc 7, 31-37): "Y en el colmo del
asombro decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los
mudos".
El milagro sobre el “sordo que
apenas podía hablar” lleva consigo dos lecciones. La primera procede del hecho
de que Jesús, para curar a este enfermo, “le metió los dedos en los oídos y con
la saliva le tocó la lengua”. Es decir, le tocó. Cristo necesita “tocarte” para
curarte. Necesita, por lo tanto, tener contigo una relación de proximidad, de
afecto; sin esa relación, es muy difícil que Él pueda lograr el milagro de la
conversión de tu corazón. Él quiere estar cerca de ti, quiere “tocarte”, pero
si tú te alejas de su lado, si no le das la oportunidad de que lo haga, no le
dejas que obre el milagro en ti. ¿Cómo dejar a Jesús que se acerque?:
Aumentando la vida de oración y, sobre todo, comulgando más, pues ese es el
contacto más íntimo posible, ya que por medio de él, Jesús entra en nosotros y
nos transforma en Él.
La segunda lección viene del
milagro en sí, que los espectadores van a resumir diciendo: “hace oír a los
sordos y hablar a los mudos”. Significa que la conversión que Cristo opera en nosotros
nos va a hacer capaces de escuchar a los que sufren, mientras que antes
pasábamos a su lado indiferentes; a la vez, nos hace hablar –sin gritos, con
paz siempre, pero con valentía-, para defender los derechos de los oprimidos,
para defender a la Iglesia, para evangelizar, para defender la vida del no
nacido, para defender a la mujer maltratada, para defender a todos aquellos
que, por cualquier causa, están siendo víctimas de las injusticias. Cuando
Cristo te “toca” ya nada es igual; recuperas los ojos para ver, los oídos para
oír y la boca para hablar. En realidad, estás recuperando el corazón, estás
recuperando la humanidad.
PROPÓSITO: Acercarse a Jesús para que nos pueda
convertir. Aprender a oír a nuestros hermanos cuando sufren y a defender a los
que padecen las injusticias..
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