domingo, 29 de septiembre de 2013

¿QUIEN NO HABLA CON DIOS?


“Léelo y Reflexiona”                                                 Francisco Jiménez F.    

QUIEN NO HABLA DE ESO
          
            Yo he conversado con Dios y con María, Síii y ¿quien no lo ha hecho? Esto es lo acostumbrado, no hay jactancia ni es una actitud soberbia. Cristo y la Iglesia mantienen una invitación abierta, que no solo ha de aprovecharse en las situaciones difíciles de la vida, que deben ser las menos, porque las más son todos los días, a cualquier hora y en cualquier lugar, preferible en la soledad de tu habitación, o en tu templo donde asistes en comunión con tu Iglesia, allí nos espera el Señor.
        ¿ Y qué le dices? o mejor ¿Qué es lo que no le dices. Siendo Padre tuyo y nuestro, lleno de amor y misericordia, quien espera con paciencia para atender tu conversación, por sentirse satisfecho porque està agradecido por todo por lo bueno y también lo malo que  enfrentas en la cotidianidad de tus acciones y omisiones. Y está contento porque has vencido tu orgullo y respeto humano para hablar. ¿Y les pregunto quién no habla de eso? Quien podrá decir que no ha hablado con Dios y con María Santísima, pero no debes convertir esta oración personal en una reiterada oración de petición, ni mucho menos sufrir frustración por no haber sido complacido en tu solicitud. Recuerda que Cristo dice: No juzgues para no ser juzgado; pregúntate si lo que pides es conveniente para ti, y si tu petición se arropa en la humildad y has desechado la soberbia.
        Pero además de pedir, examínate todos los días, y si tienes mucho tiempo que no conversas, acércate al Confesionario, para que usando el instrumento reconciliador de la Confesión, establecido por Dios y mantenido en su Iglesia, puedas entrar en el redil de Cristo como cualquier oveja perdida. Alaba al Señor, cumple tu propósito de enmienda y tu penitencia, y con todas las energía que el Espíritu Santo  te da, reinicia tu camino con un traje nuevo, que con acciones y oraciones mantendrá tu conversión (tu cambio) en la vía correcta de la salvación de tu alma. Entonces en los próximos diálogos con Jesús le podrás decir: aquí tienes los frutos que me pides. Ahora  no solo soy cristiano  del montón, de una mayoría equivocada, sino que soy cristiano a la manera de Cristo, como Dios manda.
         Si lo que crees lo recitas con devoción y a diario rezas EL CREDO DE LA IGLESIA, y con el Padre Nuestro te comprometes, has comenzado el reinicio de recuperar tu fe, de vivirla, de fortalecerla. No puede haber obstáculos a tu decisión porque la Oración y Cristo está contigo, tu testimonio será el mismo: cristiano como quiere Cristo, siendo un buen católico, cumplidor de tus deberes, de los mandamientos de la ley de Dios y de su Iglesia. Vivir siempre con Dios, y si le amas, amará a tu prójimo, procurarás cada vez perfeccionar tu fe haciéndola crecer y defendiéndola. Una persona nueva tiene también que ser un buen ciudadano, cumplir con las leyes del mundo, siempre y cuando no estén en contradicción con las verdades y las enseñanzas de Cristo. Para mantenerte en este camino son indispensable: La confesión frecuente, la Eucaristía Dominical o diaria, y la Oración todo el tiempo que puedas. Hazlo y después me cuentas,   
                                                                                                                         

       











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