sábado, 23 de junio de 2012

PALABRA DE VIDA 24-06-12


DOMINGO XII: La paz en medio de la tormenta

(Mc 4,36-39): “Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron diciéndole: Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: ¡Silencio, cállate! El viento cesó y vi-no una gran calma”.
        
Nunca han faltado las dificultades, ni personales ni sociales. Quizá lo que nos pasa en este momento es que no sólo no tenemos fe sino que, además, tampoco sabemos historia. Si miráramos al pa-sado, al colectivo y al nuestro particular, descubriríamos que han existido muchos momentos en los que parecía que nuestra barca iba a zozobrar y nos íbamos a hundir en medio de los remolinos del mar. Sin embargo, no ha sucedido eso y después de la tormenta ha aparecido de nuevo el sol.
        
El problema no está, pues, en el problema sino en cómo afrontamos el problema. Si lo afrontamos solos, confiando exclusiva-mente en nuestras propias fuerzas o, como mucho, en la ayuda que otros nos puedan dar, es posible que sí tengamos motivos para el temor y la desesperanza. En cambio, si lo afrontamos unidos a Dios –como la Iglesia e incluso nosotros mismos hemos hecho otras veces- entonces veremos pasar la tormenta y descubriremos que, tras ella, el sol brilla con más fuerza. Descubriremos que las dificultades nos han purificado, nos han sacado de la modorra de la vida rutinaria, nos han unido al Señor, nos han hecho mejores. Pero si, al no tener fe, perdemos la esperanza, entonces el miedo nos atenazará y será cuando nos ahoguemos. Con Cristo podemos vencer, como de hecho hemos vencido en tantas otras ocasiones. Sin él estamos condenados a hundirnos. Sólo Cristo es nuestro Salvador y Él, realmente, es nuestro Salvador.

PROPÓSITO: Recuperar la paz en medio de las dificultades a base de rezar más, de recordar los problemas del pasado que, sin embargo, no nos hundieron, y de estar lo más cerca posible del Señor.                                                 

PALABRA DE VIDA 17-06-12



DOMINGO XI: Ser fiel a Cristo aunque me critiquen


(Mc 4, 30-33): “El Reino de Dios es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra es más pequeña que cualquier semilla; pero, una vez sembrada crece y es mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra”.

Luz del mundo, sal de la tierra, levadura en la masa, grano de mostaza. Con éstas y otras comparaciones, Jesús quería indicar a sus seguidores que Él no tenía miedo a que fueran pocos, sino que lo que a Él le preocupaba era que fueran innecesarios, inútiles, inservibles. Hemos llegado a pensar que sólo influiremos en la sociedad cuando tengamos el poder o cuando seamos la mayoría. En cambio, el Señor tenía otra forma de ver las cosas. Nuestra influencia vendrá de nuestra capacidad de ser fieles a Cristo y a su mensaje. Sólo así seremos sal de la tierra. Sólo así nos convertiremos en una planta de mostaza, que a pesar de su pequeñez original da sombra a los que buscan guarecerse de las inclemencias del tiempo.
¿Cómo hacer? Ante todo debemos fiarnos de Cristo y no de lo que nos digan unos y otros. Continuamente nos dicen que si hacemos rebajas en la moral va a venir más gente a la Iglesia. Eso es falso, como demuestra lo sucedido en las Iglesias protestantes. Además, debemos aceptar ser minoría; lo que nos debe preocupar no es el número sino la fidelidad al Señor, estando convencidos de que eso es lo que nos hará ser útiles a Dios y a los hombres. Por lo tanto, cuando algo nos haga dudar, estemos dispuestos a creer lo que nos enseña la Iglesia antes de creer en lo que la sociedad relativista nos dice que es lo verdadero. Y no darle importancia a las críticas que nos hagan por esa fidelidad

PROPÓSITO: No dejarnos vencer por el relativismo. Aceptar las enseñanzas de la Iglesia, tanto cuando las entendemos, como cuando no las comprendemos del todo o nos cuesta practicarlas

PALABRA DE VIDA 10-06-12


 
CORPUS CHRISTI: Amar a quien tanto nos ha amado


(Mc 14,22-25): “Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”.
           
Cristo, llegado el momento de la despedida, quiso dejarnos un extraordinario regalo: se entregó a sí mismo de una manera –en la Eucaristía- poco antes de entregarse de otra –en la Cruz-. Todo era amor. Por la Eucaristía se quedaba para salvarnos en la cotidianeidad de la comunión. Por la Cruz se iba para lavar nuestros pecados con su sangre redentora. Eucaristía y Cruz son dos manifestaciones de la misma realidad: el amor de Cristo a los hombres, una auténtica “locura de amor”.

Pero, decimos en español, que “amor con amor se paga”. A tanto amor le debe corresponder el máximo amor que nosotros podamos dar y que nunca alcanzará la medida que hemos recibido. Por eso debemos plantearnos la fiesta del Corpus Christi desde la perspectiva de devolver lo recibido. Si Cristo se ha quedado para consolarnos, acudamos nosotros a comulgar y a orar ante el Sagrario para consolarle. Si Él es nuestro apoyo, nuestro alimento, seamos nosotros su alegría. No debería pasar un solo día –si pudiéramos hacerlo- sin ir a misa o sin ir a hacer una visita ante el Santísimo. ¿Por qué acudir sólo cuando tenemos una enfermedad o un problema? ¿Por qué no ir sólo para dar las gracias? ¿Por qué no ir a visitar al Señor por el mero hecho de hacerle compañía? ¿Por qué no ser para los demás el pan de la caridad como Cristo lo es para nosotros? ¿No será que, en el fondo, no creemos que Cristo no está en la Eucaristía?. O eso o es que somos unos egoístas incorregibles. Recordemos, “amor con amor se paga”.


PROPÓSITO: Ir a comulgar, bien preparados, siempre que sea posible. Ir a visitar al Santísimo para agradecer y acompañar. Convertirnos en pan que se da a los demás a través de la caridad


EL INFIERNO EXISTE 24-06-12


“Léalo y Reflexione”                                                                      Francisco Jiménez Fermín
PORQUÉ LOS CURAS NO HABLAN DEL INFIERNO

            Es posible que el titulo de esta reflexión no corresponda exactamente con la verdad en cuanto al todo y todos, pero trata de llamar la atención sobre el pecado de omisión del Ministro que ignora el dogma católico del Infierno, por suponer que una plática sobre el mismo incomoda a la feligresía, y le produce inconvenientes, se ignora que tal actitud va en contra de la salvación del alma y la necesidad de evangelizar al creyente, que sobre la materia necesita que se le enseñe y se le recuerde el pasaje evangélico que nos alerta: “De que le vale al hombre atesorar riquezas en la tierra si pierde su alma con la condenación eterna”. El infierno es cosa seria y nadie puede alegremente negarlo, y mucho menos si es creyente y cristiano, porque la Iglesia de Cristo en el mismo credo profesamos creer en la vida eterna: la gloria o paraíso, purgatorio e infierno, y éste último fue definido como dogma de fe desde el IV Concilio de Letrán. No podemos hacerle coro al secularismo que poco le importa Dios, y vivir en la tierra con Dios o sin él, da lo mismo y son defensores, no solo del relativismo sino de su dictadura. Negar al infierno no invalida su existencia, existe y en el mismo se sufre la Pena del Daño y el fuego eterno de quienes no creyeron, y viviendo en pecado mortal, mueren sin haberse arrepentido, por ello su espacio definitivo e inexorable en la vida eterna es: la eternidad del Gehenna como también lo llamó Cristo en los pasajes del nuevo testamento, especialmente en el evangelio de Mateo 5,22; 5,29; 10,28  y 23,33, o como lo confirma el Catecismo de la Iglesia Católica en sus numerales 1033, 1034, 1035, 1036 y 1037. Quien no crea en la Palabra de Dios y en lo establecido por la Iglesia de Cristo, y a la hora de dejar este mundo muera en pecado mortal  sin arrepentimiento, y sin la misericordia de Dios se condenará eternamente.
Ante esta realidad del mundo y en este tiempo ante el relativismo y secularismo, donde los seres humanos andan sin pastores, cuando la fe de los hombres es laxa, y las grandes mayoría viven el día a día solo pensando en resolver sus problemas, la Iglesia, especialmente sus ministros, los religiosos y religiosas, la gente consagrada y los laicos comprometidos están en el deber de evangelizar sobre el dogma del Infierno. Son multitudes de creyentes, incluso creyentes católicos cristianos, que no creen en el mismo, y otros muchos se han convertidos en abusadores de la misericordia de Dios, porque prevalece la idea de que Dios es amor y no permitirá el sufrimiento eterno de las almas, pero que por  su puesto ignoran que la bondad de Dios no anula la justicia, y que a la hora del juicio cada quien en particular, si se ha hecho merecedor con su voluntad e intelecto y con libertad plena, merecerá el castigo eterno que se ha ganado.
Que esta reflexión permita que los sacerdotes en sus homilías dominicales o semanales no soslayen la importancia de la prédica sobre el Infierno, y la necesidad de que los cristianos tomemos consciencia y como misericordia de corrección fraterna evitemos al prójimo el castigo eterno del Infierno.
 A partir del mes de octubre de este año y hasta octubre del 2013, el pueblo de Dios está convocado al año de la fe, por nuestro papa Benedicto XVI, decretado como la Porta fide, es una gran oportunidad para que en nuestra Diócesis de Margarita, se cumpla con el mismo y que uno de los temas a enfocar sea la realización de una masiva jornada para evitar que nuestro prójimo gane para la vida eterna la condenación de su alma, todos podemos colaborar con esta causa, trabajando sobre los planes que se hagan y sobre todo orando, pidiendo gracia al Señor.                                                                     JUNIO 201

LA GRACIA DE DIOS 17-6-12


“Léalo y Reflexione”                                                                   Francisco Jiménez Fermín
¿ QUE ES LA GRACIA ?

            Muchos cristianos e incluso cristianos católicos comprometidos, tiene sus dudas sobre la misma. No es lo mismo las gracias que por agradecimiento damos todos los días, sobre a todo a nuestro Dios, en las mañanas y en las noches por un día mas de vida, por todo lo creado, lo que somos, lo que hemos tenido, lo que tenemos, y lo que ahora no tenemos; ni son las gracias que damos por diversos favores que en distintas circunstancias recibimos; ni es la gracia que atribuimos a alguien por las cualidades que tenga como a la bailarina que lo hace bien, o el artista que se esmera en su arte. La Gracia que  la Iglesia enseña y definen los teólogo, es la GRACIA de Dios como un don divino, siendo la Virgen María la representación más emblemática de la misma, habida cuenta que por la misma fue concebida en el vientre de su madre en forma inmaculada libre del pecado original por la desobediencia de nuestros primeros padres, y que tiene su mayor expresión en la Anunciación que le hace el Arcángel Gabriel sobre la Encarnación del Verbo Divino, MARIA LLENA ERES DE GRACIA, el Señor está contigo……Esta es la misma Gracia de Dios que los cristianos recibimos por el Bautismo cuando nos hacemos hijos de Dios, es la Gracia que nos santifica, gracia habitual santificante otorgada al bautizando por el Espíritu Santo, tercera persona del Dios Trino. La Teología nos dice  que la Gracia es un don de Dios como la vida misma, como son las facultades de ver, caminar, cantar etc; como lo es la salud o los talentos que tengamos. Todos son dones o cualidades naturales por ser propios de la naturaleza humana, dones que acompañan al ser humano. Para los Teólogos La Gracia es un don, a los que el hombre no tiene derecho, que está por encima de su naturaleza, es decir un don Sobrenatural de Dios, sin embargo hay dones sobrenaturales que no son Gracia de Dios, como el caso de la cura milagrosa de un enfermo de cáncer, como es también las Sagradas Escrituras, la Iglesia, los Sacramentos, porque ellos actúan fuera de nosotros, y La Gracia es un don sobrenatural invisible que reside y opera en el alma del hombre, es por tanto sobrenatural e interior de Dios, pero también los hay con estas condiciones y no son Gracia, como el don sobrenatural de la profecía para predecir futuro, el don del sacerdote ministerial que en la confesión perdona los pecados, aunque son sobrenaturales e interiores, no son Gracia porque la cualidad o poder de la misma es para el beneficio de otras personas y no del que la posea. Así mismo el Sacerdote que oficia la misa, no se le da Gracia para él, sino para la comunidad que forma en la iglesia el Cuerpo místico de Cristo, incluso ese sacerdote pudiera estar en pecado mortal y sin embargo la misa es válida y la absolución del pecado también. Entonces decimos que la Gracia es un don de Dios sobrenatural e interior, que se concede a la persona para nuestra propia salvación por los méritos de nuestro Señor Jesucristo.
            La Gracia santificante o habitual como también se le llama es una cualidad sobrenatural del alma, que está por encima de los poderes naturales de la misma, permite la unión e intercomunicación con Dios, y esta cualidad aunque distinta de Dios fluye de él, ella prepara el alma para la Visión Beatifica del Padre ( lumen Gloria) en la otra vida, lo cual permite ver Dios cara a cara, tal como es.  La Gracia santificante se imparte a cada hombre de forma individual con el Bautismo, y es asunto de vida o muerte su conservación hasta el final. Si por el pecado mortal la perdiéramos la recuperamos mediante la oración y la penitencia,  con el objetivo de hacerla crecer con la Gracia actual que el Espíritu nos brinde y seremos felices para la eternidad.                      JUNIO 2012.