“Léalo y Reflexione”
Francisco Jiménez Fermín
AGRADECIMIENTO MATA SUFRIMIENTO
Cuando la
persona reflexiona ante cualquier situación que le depara la vida, debe poner
en primer lugar el Agradecimiento que le debemos al Ser Superior. Dios nos ha
dado el don de la vida, infundió el alma durante nuestra concepción en el
vientre materno, con el bautizo somos sus hijos y nos suministra toda una serie
de dones que nos permiten la alegría o la tristeza de vivir. En nuestro corto o
largo caminar en la vida hemos alimentado al espíritu con los agradecimientos
recibidos, y si lo pusiéramos en una especie de recipiente por ejemplo una
botella, podremos observar de acuerdo con la edad que vivamos, que los mismos
estarán por el cuello de aquella o casi a llenar, o si lo hubiésemos metido en
una cuenta de ahorros bancaria, tendríamos suficientes recursos para tolerar y
superar las dificultades que tengamos. Una persona agradecida acepta el
sufrimiento y lo supera por los agradecimientos recibidos, por eso podemos
decir que los mismos matan el sufrimiento, aceptamos las dificultades,
aceptamos la voluntad de Dios y nuestras tristezas se transforman en alegría.
La Palabra de
Vida que los Franciscanos de María ponen a tu consideración en este tercer
domingo de Pascua nos recomiendan: No
eches a Cristo de tu lado. Nos recuerda que Cristo nos redimió a todos de
la culpa del pecado, se quedó realmente
con nosotros en la Eucaristía, y nos legó su amor y el amor reciproco, cuando
dijo a sus discípulos: Donde 2 o más
estén unidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos, por eso hay
que tener mucho cuidado de no echar a Jesús de nuestro lado por cualquier
causa, por egoísmo, tensiones, violencia, o sobre todo cuando consideramos que
Él no nos oye, no atiende nuestras suplicas, nos tiene abandonados y no
superamos nuestras angustias, males, situaciones difíciles o enfermedades. Si
reflexionamos y vamos a la botella de agradecimientos, o a la cuenta de los mismos
que tenemos en el banco, encontraremos solución o explicación de lo que nos
pasa, y aunque no sintamos la presencia de Cristo, no debemos dudar de su
presencia ni de su amor.
Y en cuanto a
la Salvación de nuestra alma redimida de la culpa del pecado, recordemos que no
es suficiente creer, dar por establecida la existencia de Dios, sino cumplir
con su Palabra y las muchas veces que en sus evangelios Jesús lo indica, quien
cree en mi que cumpla mis mandamientos y preceptos, que me ame y ame al prójimo,
como yo los he amado. Estas afirmaciones de Cristo no han quedado en el pasado,
en el tiempo que predicó a su pueblo, sino su Palabra como lo afirma no pasarán
jamás, y tiene la vigencia hasta el fin de este mundo, que como sabemos es un
misterio donde nuestra razón no tiene cabida.
Ahora en pleno
siglo XXI con la tarea emprendida por el actual y nuestros últimos Pontífices,
ningún católico debe quedarse callado y no evangelizar, es decir llevar la
Palabra de Dios en cualquier ambiente en donde viva o trabaje o simplemente
estemos presentes. Ejerzamos la corrección fraterna, con humildad y sin
escandalizar para lograr que cada quien cumpla con el mandato cristiano.
Mayo 2014.
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