sábado, 10 de agosto de 2013

PRIORIDADES DEL CRISTIANO



" Léalo y Reflexione "                                                                     Francisco Jiménez Fermín
LAS PRIORIDADES DEL CRISTIANO
Cada persona que tenga conocimientos de sus derechos y deberes, en el devenir del tiempo en que vive, tiene necesidad de priorizar metas y objetivos para cumplir con sus obligaciones. El cristiano católico o cristiano de una denominación distinta o cualquier creyente, deberá clasificar la Prioridades en importantes, menos importantes y no importantes, y dentro de las primeras estará claro que hay una prioridad absoluta, la única y más importante que todas que es cumplir con el mandamiento de la Ley de Dios: Amaras a tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu corazón y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo; por lo cual declaramos que Dios es el Primero, y por eso no se puede mal interpretar lo dicho por Jesús a sus seguidores, discípulos de ayer, cristianos de hoy y que  narra  Mateo en la Santa Biblia, capitulo 10 versículos 37 al 39: “El que ama a su padre o su madre más que a mí, no es digno de mi; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mi. El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no es digno de mi. El que vive su vida para sí, la perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará”
Así mismo dijo otras cosas a quienes le siguen: dejar que los muertos entierren a sus muertos, o el que  decide a seguirle y mira hacia atrás, deja el arado y no es digno del Reino de Dios. Nadie puede imaginar que un Dios tan bueno y misericordioso se indisponga porque queramos a nuestros familiares próximos y lejanos, lo que se quiere explicar es que en la toma de decisiones trascendentes lo primero es lo primero y esa prioridad absoluta le corresponde a Dios. En el diario vivir será prioritario honrar a padre y madre, amar a los hijos, ser buen padre de familia,  buen profesional,  buen trabajador,  buen ciudadano, un buen hermano, pero si tales deberes conllevan el desconocimiento de la ley divina y la ley natural, del Dios mismo, de su Iglesia y su Doctrina, estarán siempre en un segundo lugar en las prioridades, por ser sencillamente menos importantes, aunque eminentemente necesarias para alcanzar la santidad prometida por Dios. “Sed perfectos como mi Padre es perfecto” y por tanto cada persona dentro de las prioridades menos importantes tiene que santificarse con el testimonio diario como servidor en la comunidad, en el hogar, en el trabajo, en las instituciones, haciendo de toda situación ordinaria algo notorio y extraordinario con humildad y sinceridad como nos lo recomienda ese gran Santo San José María Escrivá de Balaguer, fundador de la prelatura del Opus Dei dentro de la Iglesia católica.
            Y las prioridades no importantes y que por tanto han de ser desechadas y abandonadas por el cristiano son las trivialidades, que el mundo de hoy y de siempre nos ofrece y que tienen mucha relación con los falsos ídolos del poder, la posición, la belleza, el sexo, el bienestar, el dinero, la fama. Aquellos que priorizan las trivialidades viven de la vanidad, quiero poder para mandar, quiero tener toda las comodidades que da la vida, quiero mantener la salud y la juventud que se han perdido, y después de intervenciones quirúrgicas ven su imagen en el espejo, y se tranquilizan con el espejismo de estar más joven, olvidando que por dentro nuestras vísceras fundamentales siguen siendo viejas como la edad que tenemos. Estos mismos cristianos son los católicos a su manera, que es la mejor manera de no ser católico, y viven en un  relativismo con Dios y con la Iglesia.
            Satisfecho me siento yo, si he logrado comunicar a mis lectores la lección del gran negocio de la vida: la salvación del alma, porque tu prioridad primaria y primera es Dios, porque tienes los pies bien  puesto en la tierra y mantienes tu mirada hacia el cielo.
                                                                        

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