"
Léalo y Reflexione "
Francisco Jiménez Fermín
LAS PRIORIDADES
DEL CRISTIANO
Cada
persona que tenga conocimientos de sus derechos y deberes, en el devenir del
tiempo en que vive, tiene necesidad de priorizar metas y objetivos para cumplir
con sus obligaciones.
El cristiano católico o cristiano de una denominación distinta o cualquier
creyente, deberá clasificar la Prioridades en importantes, menos importantes y
no importantes, y dentro de las primeras estará claro que hay una prioridad
absoluta, la única y más importante que todas que es cumplir con el mandamiento
de la Ley de Dios: Amaras a tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu corazón
y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo; por lo cual declaramos que
Dios es el Primero, y por eso no se puede mal interpretar lo dicho por Jesús a
sus seguidores, discípulos de ayer, cristianos de hoy y que narra
Mateo en la Santa Biblia, capitulo 10 versículos 37 al 39: “El que ama a
su padre o su madre más que a mí, no es digno de mi; y el que ama a su hijo o a
su hija más que a mí, no es digno de mi. El que no carga con su cruz y viene
detrás de mí, no es digno de mi. El que vive su vida para sí, la perderá, y el
que sacrifique su vida por mi causa, la hallará”
Así mismo dijo otras cosas a quienes le
siguen: dejar que los muertos entierren a sus muertos, o el que decide a seguirle y mira hacia atrás, deja el
arado y no es digno del Reino de Dios. Nadie puede imaginar que un Dios tan
bueno y misericordioso se indisponga porque queramos a nuestros familiares
próximos y lejanos, lo que se quiere explicar es que en la toma de decisiones
trascendentes lo primero es lo primero y esa prioridad absoluta le corresponde
a Dios. En el diario vivir será prioritario honrar a padre y madre, amar a los
hijos, ser buen padre de familia, buen
profesional, buen trabajador, buen ciudadano, un buen hermano, pero si
tales deberes conllevan el desconocimiento de la ley divina y la ley natural, del
Dios mismo, de su Iglesia y su Doctrina, estarán siempre en un segundo lugar en
las prioridades, por ser sencillamente menos importantes, aunque eminentemente
necesarias para alcanzar la santidad prometida por Dios. “Sed perfectos como mi
Padre es perfecto” y por tanto cada persona dentro de las prioridades menos
importantes tiene que santificarse con el testimonio diario como servidor en la
comunidad, en el hogar, en el trabajo, en las instituciones, haciendo de toda
situación ordinaria algo notorio y extraordinario con humildad y sinceridad
como nos lo recomienda ese gran Santo San José María Escrivá de Balaguer,
fundador de la prelatura del Opus Dei dentro de la Iglesia católica.
Y
las prioridades no importantes y que por tanto han de ser desechadas y
abandonadas por el cristiano son las trivialidades, que el mundo de hoy y de
siempre nos ofrece y que tienen mucha relación con los falsos ídolos del poder,
la posición, la belleza, el sexo, el bienestar, el dinero, la fama. Aquellos
que priorizan las trivialidades viven de la vanidad, quiero poder para mandar,
quiero tener toda las comodidades que da la vida, quiero mantener la salud y la
juventud que se han perdido, y después de intervenciones quirúrgicas ven su
imagen en el espejo, y se tranquilizan con el espejismo de estar más joven,
olvidando que por dentro nuestras vísceras fundamentales siguen siendo viejas
como la edad que tenemos. Estos mismos cristianos son los católicos a su
manera, que es la mejor manera de no ser católico, y viven en un relativismo con Dios y con la Iglesia.
Satisfecho
me siento yo, si he logrado comunicar a mis lectores la lección del gran
negocio de la vida: la salvación del alma, porque tu prioridad primaria y
primera es Dios, porque tienes los pies bien
puesto en la tierra y mantienes tu mirada hacia el cielo.
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