jueves, 5 de noviembre de 2009

LOS SANTOS DEL CIELO, el llamado es para todos

" Léalo y reflexione " Francisco Jiménez Fermín

TODOS LOS SANTOS DEL CIELO

Soy más santo que los curas, o yo soy un santo varón sin pecados, son expresiones frecuentes de católicos a su manera, del folklore religioso de muchos bautizados, cristianos a su conveniencia, quienes adaptan la ley de Dios y de la Iglesia a sus necesidades, y donde ellos y sus intereses están primero y por encima de Dios; y no obstante que piensan y que actúan a espaldas de Dios, no pierden oportunidad para autodenominarse ser los primeros y mas puros de los creyentes. Son los hipócritas de estos tiempos que no asimilan ni entienden el Primer Mandamiento de la ley de Dios, de amarle con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente; donde la primacía está en él y lo demás es secundario, para lo cual es necesario ser virtuoso y amar también al prójimo. El mensaje del cristiano comprometido debe inscribirse en el sentido de captar a este inmenso sector de gente en la cotidianidad donde se viva, imponiéndose las conversiones, y los milagros se realizarán todos los días, para que se cambie el paradigma de la santidad que Dios nos pide con objetivos reales, sinceros y factibles, entonces solo así se podrá ser auténticamente un creyentes santo.

En la historia de la humanidad antes de Cristo y después de él, los justos han merecido el cielo. Cuando el Verbo se encarnó en Maria Santísima y se hizo hombre, Cristo nos trajo la buena nueva, el evangelio del amor y las promesas de que con un corazón contrito se ganará la vida eterna; y su Iglesia por él fundada, desde su resurrección y ascensión a los cielos, en su permanente organización y vigencia, ha establecido las normas para la elevación a los altares como santos a los seres humaron que lo merezcan.

Sin embargo existe un santoral virtual aún mayor que el oficial, desconocido por la feligresía de todos los tiempos, y que solo conoce el Dios Trinitario que está en los cielos, quien decide que muchísimos de los seres humanos que han vivido en el mundo desde su creación entren al coro celestial. Quien en esta vida ha hecho lo posible por vivir de acuerdo a la voluntad del Padre y a la hora de la muerte está en paz con él, y muere arrepentido sin tener deudas temporales que pulgar, con seguridad estará en el cielo en el concierto de los santos un momento después que se realice el juicio particular escatológico; y aquellos que en las mismas condiciones mueran, pero que mantienen deuda temporal con el Padre, el alma irá al espacio de la Iglesia purgante, para que después de cumplida una debida purificación pueda finalmente alcanzar la santidad.

Para todos los hombres del mundo, los cristianos y particularmente los católicos, es imperativo la vida moral, la conducta intachable libre de concupiscencias, con una vida sin vicios ni desviaciones, llena de caridad, fe y esperanza, y una conversión permanente en el peregrinar terreno, acompañada en el camino recto con la oración, los sacrificios, el cumplimiento de la ley y los privilegios de las indulgencias, que son instrumentos que minimizan o eliminan totalmente las deudas temporales del alma, que no se perdonan con una confesión sacramental. Busquemos la santidad sin tener deudas y la santidad indefectiblemente será nuestra en el santoral común que solo Dios conoce. Que sea nuestro objetivo en esta nueva Solemnidad de todos los Santos. NOV 2009.

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