miércoles, 24 de septiembre de 2008

CRISTO PRESENTE EN LA EUCARISTIA

“Léalo y Reflexione” Francisco Jiménez Fermín.
(Blog: informadorcristiano)

CATEQUESIS PARA TODOS LOS CRISTIANOS

Todo creyente que conozca, siga, cumpla y defienda la doctrina de Cristo recibe la connotación de cristiano, por tanto todo aquel que dice pertenecer a una denominación cristiana tiene que estar de acuerdo con todas las enseñanzas de Cristo recogidas y narradas en los textos del Nuevo Testamento y guardadas como un tesoro en su Iglesia.
Hoy quiero enfocar el tema de la EUCARISTÍA, que para las mayorías constituye la presencia real y viva de Cristo en las especies del pan y el vino una vez que las mismas han sido consagradas por el Ministro del Altar. Aceptar el rito de la Institución de la Santísima Eucaristía como un símbolo y no como una realidad es sencillamente desconocer la verdad y el mandato del Hijo de Dios; celebrar la Santa Cena para recordar el acto en conmemoración suya, siempre será una insensatez, si no se tiene la certeza de que el pan y el vino consagrado dejan de ser especies para ser cuerpo y sangre de Cristo. Persistir en esta oscuridad porque la práctica del culto la estableció el fundador de la denominación no es fundamento para creer que se tiene la verdad, entonces si crees o no en este sacramento o si tienes dudas al respecto, estás en el deber de acudir a la fuente que enseña sobre el tema, y en esa fuente que es la Santa Biblia, que tu estudias y en la cual todos estudiamos, encontraremos la verdad.
Elevemos una oración al cielo y pidamos al Señor que nos de sabiduría para el discernimiento de su Palabra, estamos seguros que recibiremos la luz y la verdad estará con nosotros, veamos los textos evangélicos: Mt 26, 26-28; Mc 14, 22-24 y Lc 22, 17-20, donde con claridad entendemos el mandato de conmemorar el hecho, si lo conmemoras, escudriña ahora la Palabra de Dios con el Apóstol Pablo en I Co 11, 26-32 y al discernir el texto entenderás que tal recuerdo no es un símbolo sino una realidad meridiana; discernir es cernir el material para sacar lo que sobra y no sirve y quedarte con lo sustancial y verdadero, discernir es advertir la verdad que subyace en el mandato; come su cuerpo y bebe del cáliz de su sangre con amor y convicción, no le recibas indignamente con dudas, porque comerás y beberás tu propia condenación. Si el creyente cristiano católico o no católico tuviese aún dudas, debe estudiar con detenimiento al evangelista Juan en el Capítulo VI, a través de los versículos 28 al 58. Y si te cuentas entre los cristianos, que después de haber oído la Palabra de Cristo, has decidido seguir sordo e irte, te invito a que reflexiones sobre la admonición que Jesús finalmente le dirigió a los 12 apóstoles que se quedaron, al decirle: “¿Quieren marcharse también Uds.? y Pedro le responde: “Señor, ¿a donde iríamos? Tú tienes palabra de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Si eres hombre de fe como la afirmas y aparentas, entenderás que muchísimas situaciones de la religión y de la misma vida no somos capaces de conocer con la razón, porque el misterio de Dios es eterno, y cuando a él nos consagramos por el Bautismo y de ser creaturas que somos pasamos a ser hijos de Dios y herederos del Reino, disponemos de las virtudes infusas en el alma: fe, esperanza y caridad (amor), para creer en el ser superior, todopoderoso, para quien no existe imposibles, para esperar en sus promesas de salvación, para aceptar su misericordia y su justicia y para estar permanentemente persuadido de su amor hacia todos los hombres. En estas condiciones si superas la duda de la presencia real y viva de Cristo en la Hostia Santa, dispondrás siempre de su amor y podrás pedir perdón y perdonar, reconciliarte con Dios y con tu hermano y disfrutar del banquete celestial en cada Misa donde participes.
SEP 2008.

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