QUE FÁCIL ES DECIRLO
Todos los días, en cualquier
parte o ambiente donde te encuentres, sea tu casa, la calle o en el trabajo,
son muchas las conversaciones que estableces o en la que participas, donde
además del plato del día, la política, la inseguridad, el alto costo de la vida,
la escases y las colas de esta Administración, oímos o hablamos sobre el Ser
Superior, el Dios creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Santificador, quien todo lo
puede y todo lo resuelve de acuerdo a su voluntad. Los creyentes, los
cristianos católicos, otras denominaciones de cristianos, los no creyentes y
aún los ateos, se preguntan si Dios puede o no resolver la situación, y para
esto es necesario CREER en EL, lo que soslayan todos, es que creer a la manera
de cada quien, no es suficiente, y por eso es muy fácil decir YO CREO y aun
decir yo espero y tengo confianza porque su amor y misericordia son grandes; lo
difícil es aceptar las condiciones que el mismo Cristo y su Iglesia exigen
desde siempre. Ese creer, esperar y confiar en Dios está condicionado al amor
que le tengamos y especialmente a cumplir con los mandamientos escritos en su
ley y revelados al hombre en su Palabra de ayer, de hoy y de siempre escrita en
los evangelios, predicada en el mundo y defendida por el magisterio y la
jerarquía de la Iglesia.
Decir
CREO en Dios y no guardar sus mandatos es una incoherencia condenada por su ley
y preceptos, que descalifica a quien así actúa. Desgraciadamente son muchos los
que pueden estar envueltos en tales posiciones; todos los que buscan en las
misas diarias de difuntos gracias para la salvación del alma de sus deudos y de
una gran mayoría de católicos que cumplen con la Misa Dominical y parecen almas
piadosas y cumplidoras en el templo y concluido el culto vuelven al mundo para
regodearse con Satán e ignorar la ley.
Que
se podría hacer para que los cristianos auténticos según lo manda Cristo y no
cristianos a la manera de cada quien. Empezamos en oración a pedir tal favor al
Espíritu Santo, exigiendo mayor dedicación y responsabilidad a la jerarquía de
la Iglesia en cuanto a Evangelización; Donde están los sacerdotes que dirigen
la Diócesis y las parroquias, que hacen los diversos movimientos de apostolado
para trabajar con tesón y producir los cambios necesarios del fiel cristiano.
Como anda la catequesis y la organización de las parroquias; que están haciendo
los Consejos Pastorales fundados o refundados bajo el ministerio de nuestro
actual Obispo, porque no se reúnen y toman acciones de apostolado. Una buena
parroquia que organiza y dirige bien sus actividades pudiera mantener sus
templos mucho más tiempo abiertos, sin excusas por la inseguridad que tengan
para permanecer cerrados; con tantos y tantos cristianos de misa dominical y de
misa diaria y comunión frecuente, pueden si así lo deciden conformar comisiones
de oración, vigilancia del templo y de la unidad de la Iglesia, que se acerquen
cada vez más a la comunidad, y convertir la parroquia como lo pide el Papa
Francisco, en dejar de ser solo administradores de sacramentos, para volcarse a
las periferias en la conquista de hombres y mujeres para la nueva evangelización.
Es todo esto una utopía de mi parte, o una realidad posible y alcanzable. JUNIO 2014.
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