sábado, 26 de septiembre de 2009

TODOS SOMOS SACERDOTES

“Leálo y Reflexione” Francisco Jiménez Fermin.

TODOS SOMOS SACERDOTES

Cuando los cristianos de las sectas o de credos distintos al credo cristiano católico, expresan que los curas (sacerdotes o presbíteros) no hacen falta, ni son necesarios, porque en el pueblo de Dios todos somos sacerdotes, solo en esto último tienen razón, y no en el juicio anterior. La palabra sacerdote significa la persona que es mediadora para ofrecer sacrificios a Dios en su reconocimiento a su dominio supremo, y en expiación por los pecados; se es mediador entre el hombre y Dios, se es pontífice, es decir puente que une dos orillas la divina y la humana. Pero hay que estar claros que el sacerdocio común o real de todo fiel laico o seglar, permite participar de las tres funciones de Cristo (Sacerdote, Profeta y Rey), a quien el Padre Celestial ungió con el Espíritu Santo, por lo cual tenemos las responsabilidades de la misión y el servicio que se derivan de las mismas.

Ese sacerdocio común de los fieles, por el cual todos somos sacerdotes por el Bautismo y en base a la gracia que recibimos, nos permite ejercer nuestra vocación de ser sacerdotes, es decir mediadores entre Dios y los hombres en las realidades temporales donde nos toque vivir, comenzando por la familia e incluyendo todas las actividades en sociedad: trabajo, diversión, asociación, la calle, colegios, instituciones. Etc. Aquellos fieles laicos que disfrutan y ejercen este sacerdocio, cuando son llamados por Dios para ser ministros del altar, ordenándose como Presbíteros o curas, adquieren el sacerdocio ministerial o jerárquico por el Sacramento del Orden, y en virtud de la potestad poseen, modelan o dirigen al pueblo de Dios, efectúan el Sacrificio Eucarístico (misa) ofreciéndola a Dios en nombre de todo el pueblo; los demás fieles en virtud del sacerdocio común o real participan de la oblación de la Eucaristía, en la oración y acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad. Todos los cristianos reconocen igual que los católicos que en el Nuevo Testamento de la Biblia hay un solo sacerdocio, el de Jesucristo, sumo sacerdote, y por lo general también reconocen la doctrina del sacerdocio de todos los fieles como se estableces en la Primera Carta de Pedro 2,9.

Cristo en su evangelio estableció el Sacramento del Orden, mediante el cual los fieles laicos que se preparen, se convierten por la gracia de Dios en Sacerdotes Ministeriales, que actuando en persona de Cristo ofrecen el Sacrificio de la Misa y perdonan los pecados. Cuando el sacerdote ofrece la misa es Cristo quien se ofrece; cuando el sacerdote confiesa es Cristo quien perdona, en fin es Cristo quien actúa por medio de ellos para comunicar su propia vida.

En el Sacerdocio ministerial o jerárquico el obispo, o Presbítero participan del sacerdocio de Cristo como todos los fieles bautizados, pero además por el Sacramento del Orden sirven a los fieles como pastores e imparten los sacramentos. En el Sacerdocio de los fieles, participamos del Sacerdocio de Cristo por el Bautismo, se crece en esa unión por medio de la Eucaristía y otros sacramentos que se reciben por intermedio del sacerdocio ministerial.

Dios permita que quienes lean la columna sepan discernir sobre la situación y saber que Cristo tiene derecho a tener sus ministros ordenados. SEP 2009.

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