domingo, 19 de febrero de 2012

UNA CARTILLA PARA CAMBIAR IIII

“Léalo y Reflexione”                                                                      Francisco Jiménez Fermín
UNA CARTILLA PARA CAMBIAR- III entrega
         Si habiendo reflexionado sobre las dos lecciones anteriores,  te interrogaras, y dijeras: ahora que he cambiado, ¿Qué hago?, la respuesta es sencilla, confía en Dios y cumple con  Él.  Pero no confíes superficialmente, porque perderás la confianza al menor tropiezo que tengas en tu vida; es necesario para seguir a Cristo en el nuevo rol de converso motivar, fomentar y cultivar la fe, yo creo en Dios como mi Salvador y Señor y acepto todas las contrariedades que encuentre en el camino; seguiré orando y perseverando. No te quedes allí porque el camino es largo, largo hasta que seas llamado al Reino, y por lo tanto tienes que cumplir con los mandatos de tu Dios, el Primero amarlo por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Ese es el mayor mandamiento, el Mandamiento del Amor, quien ama a Dios puede hacer lo que quiera, con la seguridad que no habrá concupiscencia de palabras, pensamientos, obras y omisión, porque el Espíritu Santo, es decir la Gracia santificante estará contigo y evitará cualquier mal. En sintonía con tu nuevo Yo, de hombre nuevo, buscarás cumplir también con las obras de misericordia corporales y espirituales que te exige Jesús, y  debes llevar su Palabra a todos los pueblos, a la comunidad donde vives, a tu hogar, a tu trabajo, al ambiente que transites todos los días.
            Tal evangelización que ya se ha cumplido en ti, tiene que ser extendida a tu prójimo, empezando por dar testimonio de soldado de Cristo, siendo un buen cristiano a la manera de Cristo y no a tu manera; siendo un buen ciudadano, buen padre de familia, buen hijo, buen hermano; atendiendo con prontitud y solidaridad al hermano necesitado; dando el buen consejo, evangelizando los hogares, participando activamente con la oración y acciones de las pastorales de tu parroquia, de tu Diocesis y de la Iglesia Universal.
            Para lograr todas estas cosas y estar bien a los ojos de Dios, no abandones nunca tu formación en la fe, esperanza y caridad; no dejes de leer a diario la Palabra de Dios en la Santas Escrituras de La Biblia, en los libros Doctrinales, Encíclicas y libros de los Santos de la Jerarquía de la Iglesia Católica; en sus catequesis, en el cumplimiento de todas las cosas buenas incluyendo las más pequeñas. No dejes de orar todos los días, de dar gracias a Dios, de alabarlo y bendecirlo, y de hacer tus peticiones espirituales y materiales, en especial pide la fortaleza que necesitas para llevar la Cruz de cada día por el camino de la salvación de tu alma.
            No te mantengas aislado, como católico participa del culto dominical y si es posible de la misa diaria, de los seminarios, las homilías, los retiros y convivencias, la Exposición del santísimo Sacramento y las procesiones y devociones de nuestro culto. Tu eres Iglesia e Iglesia somos todos; el católico comprometido funciona mucho mejor y da más frutos cuando está asociado. Te invito a que participes en cualquier movimiento de apostolado o de oración y la Gracia de Dios estará contigo. Espero mi querido lector que hayas leído estas lecciones y compartirlas con tu prójimo, si quieres aclarar conceptos por favor llámame o envía un mensaje al 04166958400.
                                                                                                                            FEB 2012                                                                                                                                                                                                              

UNA CARTILLA PARA CAMBIAR II

“Léalo y Reflexione”                                                                                       Francisco Jiménez Fermín



 UNA CARTILLA PARA CAMBIAR- II

 Si estas posesionado con Cristo, vive tu conversión, sabrás lo que buscas y vislumbrarás los problemas que se te presenten; es imprescindible que tu fe crezca, y este don que gratuitamente se te dio con el Bautismo sacramental y que por el contacto personal con Cristo has recuperado, tiene que ser cuidada, consentida, vigilada y mejorada hasta obtener el mayor grado que te lleve a la santidad. Comienza por preguntarte que significa la fe para ti: En las Sagradas Escrituras, libro de los Hebreos Capitulo 11, versículo 1, dice: “La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de las cosas que no se pueden ver” Es la fe una convicción cierta y sincera, y no una simple y pasajera presunción sobre los hechos. Ningún ser humano, ni aún los que se proclaman ateos, en la vida de todos los días, se aferrarse a lo que esperan y tienen la certeza de lo que no han visto, ni pueden ver. Por fe materna aceptan con firmeza que su madre es la real, la que tiene o han tenido, y no otra, aunque realmente no se tuvo conciencia de tal hecho por ser recién nacido. Se cree en lo que la ciencia aporta al conocimiento, se admite como cierto los valores por ejemplo de un examen de laboratorio. Se acepta a un personaje de la historia universal reciente o remoto, como pueden ser grandes hombre de la cultura griega o egipcia que son precristianos; entonces porque con la misma fe histórica, no aceptar a Cristo como el hombre de la Historia: verdadero Dios y verdadero hombre confirmado por la Santa Biblia en sus evangelios y que es el libro más serio, creíble y leído en toda la humanidad. La Iglesia católica que es una, santa, católica y apostólica, que por mandato del mismo Cristo, a través de su jerarquía expone, defiende y enseña la doctrina para que los creyentes estén obligados a cumplir sus enseñanzas, y en la actualidad se dispone del libro “El Catecismo de la Iglesia”, donde encontramos todo lo que debemos conocer sobre nuestra religión y especialmente los argumentos para defender a Cristo y su Iglesia, para creer con fe, celebrar el culto en la liturgia, vivir la vida cristiana y orar siempre, como lo recomienda el Credo: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible. Creo en un Solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos lo siglos; Dios de Dios, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado no creado; de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho y que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajo del cielo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de Maria la Virgen, y se hizo hombre, y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según Las Escrituras, subió al Cielo y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y el Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo, para el perdón de los pecados, espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.---- Si crees todo esto y lo cumples, vas por buen camino. ------- FEB 2012.