sábado, 15 de mayo de 2010

LA ASCENSION DEL SEÑOR EN LA VIDA DEL CRISTIANO

“Léalo y Reflexione” Francisco Jiménez Fermín

LA ASCENSION EN LA VIDA DEL CRISTIANO

Este acontecimiento marca la transición entre la gloria de Cristo resucitado El domingo de pascua y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. Es el punto de partida para comenzar a ser testigos y anunciadores de Cristo exaltado que volvió al Padre para sentarse a su derecha. El Señor glorificado continúa presente en el mundo por medio de su acción en los que creen en su Palabra, pues su mandato es vigente: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". La Ascensión de Cristo al cielo no es el fin de su presencia entre los hombres, sino el comienzo de una nueva forma de estar en el mundo. Su presencia acompaña con signos la misión evangelizadora de sus discípulos. La comunidad pos-pascual necesitó de un tiempo para reforzar su fe incipiente en el Resucitado. La Ascensión es el fin de su visibilidad terrena y el inicio de un nuevo tipo de presencia entre nosotros.

San Lucas, después de escribir su Evangelio, redactó en los Hechos de los Apóstoles mucho de lo que ocurrió después de que Jesús resucitara y subiera a los cielos. Es la historia de los comienzos de la Iglesia, esos tiempos fundacionales en los que el mensaje cristiano comienza a proclamarse como una doctrina nueva y sorprendente que habría de transformar al mundo entero. Así nos refiere que el Señor, antes de subir al trono de su gloria y enviarles la fuerza avasalladora del Espíritu Santo, se les aparece una y otra vez durante cuarenta días, para fortalecerlos en la fe, encenderlos en la caridad y mantener viva su esperanza.

Con la Ascensión, el mandato de Jesús cobra una fuerza singular; se comprende el valor de la Pasión y la Muerte. Desde esa nueva perspectiva, la Cruz era la fuerza y la sabiduría de Dios. Desde ese momento se podía hablar de perdón y de conversión, sin dudar del amor y del poder divino de Jesús. Fue posible predicar la conversión, exhortar a los hombres para que se reconciliaran con Dios, lleno de misericordia. Con la Ascensión de Jesucristo el camino está abierto, y los feligreses invitados a recorrerlo de la mano de Él.

Sobre esta solemnidad las Conferencias Episcopales tomaron la decisión, por múltiples razones, de celebrar esta Fiesta en la vida del cristiano, el domingo siguiente al jueves de la Ascensión, es decir al tiempo transcurrido de 40 días entre la Gloriosa Resurrección de Cristo y su Ascensión a los cielos.
Mayo 2010.

viernes, 7 de mayo de 2010

INCOHERENCIA ENTRE LA FE Y LAS OBRAS

“Léalo y Reflexione” Francisco Jiménez Fermín


INCOHERENCIA ENTRE LA FE Y LAS OBRAS

Un día de esta semana tuve oportunidad en la Catedral, de participar de la Santa Misa y oír con atención la homilía del Pbro, Tomás Paz, quien cumple su magisterio en nuestra Diócesis en forma temporal, habida cuenta que pertenece a la Arquidiócesis de Caracas. El sacerdote con elocuencia y palabras sencillas, al referirse al evangelio del día sobre la parábola de la vid y los sarmientos, explicó que el cristianismo, la doctrina de Cristo, es siempre lo mismo, pero sin embargo el mundo secularizado de hoy la ha sectorizado y somos distintos los cristianos en la iglesia, en la familia, en el trabajo, en la calle, en las instituciones, en la vida comunitaria, y cualquier ambiente donde estemos, y esto no concuerda con las enseñanzas del Maestro quien nos recomienda ser consecuentes, dar testimonio siempre, en las buenas y en las malas, fuera y dentro, al principio y al final, manteniendo una completa coherencia entre la fe, es decir la lex credentis de lo que creemos, con lo que hacemos sean obras, palabras, pensamientos o actos de omisión. Quien asiste al templo, y participa del culto, quien confiesa y comulga en la Iglesia de Cristo, no podrá ser distintos en su obrar en la calle, en su hogar, en su trabajo es decir en el mundo temporal donde viva.

Si Ud. mi querido lector es hombre de fe, que es fundamento en la espera y prueba de lo que no se ve, Ud. sencillamente cree, acepta y quiere y por lo tanto come el pan eucarístico que baja del cielo, por obra y gracia del Espíritu Santo y es alimento espiritual para no morir jamás. Quien lo reciba, que no se quede solo con la alegría y la vanagloria de tenerlo, por lo que al salir del templo es necesario que busque el alimento auxiliar espiritual, y pida al Espíritu Santo, que es Gracia Santificante, que le dé el don de la sabiduría, don del conocimiento de las cosas de Dios, lo cual permite mediante la lectura de las sagradas escrituras, la frecuencia de los sacramentos, la oración y la meditación, estar en sintonía permanente en el sendero de la santidad y perfección en cualquier parte donde estés.

No seas tú un católico conformista, que solo se sienta cómodo con la asistencia a la misa de domingos, o laxo de fe que cumple con la misa cuando le conviene o cuando está de ganas; que además en el acto litúrgico no comulgas, porque no confiesas, y algunos veces eres capaz de hacer una comunión sacrílega, porque dices yo comulgo sin confesar con el cura, porque no tengo pecados, o porque no me confieso con hombre, y prefiero confesarme con Dios solito, pedir perdón y arrepentirme. No seas tú sacrílego, pero tampoco seas comodín que si llegando a recibir la comunión santamente, dejas de rogar a tu Dios para que te dé el alimento secundario de la sabiduría del Espíritu que te permita conocer y cumplir cada vez más en este mundo con las cosas de Dios.

Los católicos tienen que dejar el conformismo, la indiferencia, la simplicidad, el menor esfuerzo, el menor sacrificio y la comodidad.. Si Ud mi querido amigo está en el equipo de los menos, debería saber que está en peligro la salvación de su alma; que dejas el camino estrecho de la santidad por el camino amplio de la concupiscencia, que tu fe es débil e indiferente, y estás entrando al mundo del secularismo, donde se vive sin Dios o se actúa como si no existiera. Aceptemos los consejos del Padre Tomas para que nuestra fe sea siempre coherente con la doctrina de Cristo.
Mayo 2010..