LA VIRGEN MARÍA EN EL CREDO
El credo apostólico, símbolo niceno, fue decretado por la Iglesia católica en el primer Concilio de Nicea en el Asia menor, la actual Turquía de hoy, hacia el año 325 de la era cristiana y su único objetivo fue excomulgar al sacerdote Arrio quien negaba la Divinidad de Cristo Jesus, lucha que se extendió hasta el primer Concilio de Constantinopla del año 381 que confirma el conceptos teológico contra la herejía Arriana, proclama su derrota total, mantuvo la Divinidad del Hijo de Dios y además estableció la teología de la Santísima Trinidad. Tanto el Credo de los Apóstoles, como el credo Niceno-constantinopolitano, el credo corto y el credo largo como también se les conocen, establecieron la mayoría de las verdades de la doctrina cristiana que son dogma de fe, sin embargo en ambos se nombra a María Santísima muy sucintamente, en el primero se expresa que creemos en Jesucristo, Hijo único de Dios, nuestro Señor, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nacido de Santa María Virgen; y en el segundo se expresa: creo en Jesucristo Hijo único de Dios, engendrado, no creado de la misma naturaleza que el Padre y por quien todo fue hecho y que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, y por obra del Espíritu Santo, se encarnó de María y se hizo hombre,
Estas cortas referencias a María no se pueden interpretar como si los Obispos conciliares la hubiesen ignorado, ni para el mundo actual ella es ignara porque apenas se le mencione; porque en la reflexión, la meditación y análisis que hagamos de ambos credos demuestran su viva presencia desde el mismo momento que el Dios Padre la hiciera su creatura, inmaculadamente concebida sin la tara el pecado original de la desobediencia de Adán y Eva, y fuese elevada por sus Ángeles al cielo en cuerpo y alma y está al lado del Hijo y con la Santísima Trinidad como Reina de todo el universo.
En muestra reflexión al aceptar a Maria como hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo nos lleva al estudio del Evangelio de Cristo según Lucas o Mateo, para afirmar que María fue la predilecta del Padre, quien a través del Angel en la Anunciación de la Encarnación del Hijo la saluda así: María llena eres de gracia, de la gracia divina que hace de ella la máxima expresión de la misma solo después de la de Jesucristo. El credo nos invita a imitar a María en su fe indiscutible y ejemplarizante al darle al Padre su FIAT: que se haga en mi según tu Palabra; en su maternidad divina que permite a la comunidad estando en unidad con Dios, que el mismo Cristo se haga presente entre nosotros; al lado de la Cruz con el sufrimiento y su entereza para saber que tal sacrificio redimía a todos los hombrees del pecado, y lo cual permite al cristiano reconocer a Cristo en nuestro hermano que sufre, y aceptando ser madre también de todos nosotros cuando Jesus desde la Cruz le dice Mujer ahí tienes a tu hijo, y al discípulo amado allí tienes a tu madre, de tal manera que María se convierte en madre celestial de mundo entero y madre de Iglesia cuando acompañando a los apóstoles recibe el Espíritu de Dios para llevar el Evangelio a todo el mundo.
Evidentemente que todos estos hechos y muchos más pudieran expresarse en los credos de la Iglesia católica, pero todo intelecto entiende las razones para que el texto del misma quedara como está. Por ello mi querido lector yo te invito que cada vez que recites el credo de la Iglesia, mantengas de inmediato tu reflexión profunda sobre María Santísima.
SEPTIEMBRE 2011.